Las finanzas domésticas cuando vives en pareja

¿Has abandonado el nido paterno porque te acabas de casar?

¿Estás pensando en irte a vivir con tu pareja?

Pues lee este artículo con atención, porque el cambio que vas a experimentar en tu vida es radical a muchos niveles.

Aunque pienses en la organización de las tareas domésticas, en quién cocinará o en cómo superarás las fricciones normales que surgen con la convivencia, hay un tema igual de importante que mucha gente descuida: la economía de la pareja.

Porque, a partir del momento en el que empezáis a convivir bajo un mismo techo, hay que hacer frente a una serie de gastos que antes no teníais.

Y si decidís juntar vuestros patrimonios personales, probablemente los ingresos también aumenten.

Premisa 1: evitar los conflictos

La clave para evitar conflictos es la comunicación.

Por esa razón, hay una serie de temas que conviene tener hablados desde el principio, para que cuando surjan los problemas no haya que buscar soluciones de urgencia.

Respecto a este tema, recuerda siempre lo que decían las abuelas: “cuando el dinero sale por la puerta, el amor salta por la ventana”.

Y si en un momento dado aparecen problemas financieros, será mejor tenerlo todo hablado y programado, para evitar desagradables discusiones en las que terminaréis culpabilizando al otro de lo sucedido.

Imagina, por ejemplo, que os hace falta dinero en línea para hacer frente a un imprevisto. Y cuando piensas en el dinero que habíais guardado para este tipo de circunstancias, de repente tu pareja confiesa que se lo gastó en un lujoso capricho.

Estas son las cosas que provocan conflictos graves, que podrían evitarse si además de compartir gastos, también tenéis unos objetivos financieros comunes.

Premisa 2: planificar las finanzas con anticipación

No te voy a decir si es mejor tener una sola cuenta en la que compartís todos vuestros ingresos.

Pero sí que debéis planificar de antemano, al inicio de la convivencia, cómo pensáis organizaros.

Es posible que os resulte más cómodo que cada uno tenga su propia cuenta y que haya una tercera cuenta en la que vais aportando dinero para hacer frente a los gastos comunes.

En caso de que uno de los dos gane mucho más dinero que el otro, el que más cobra puede hacerse cargo de todos los gastos comunes, dedicando la cuenta del que menos ingresa a ahorro para imprevistos, caprichos, viajes o gastos más elevados y esporádicos.

De lo que se trata es de fijar qué porcentaje de ingresos de cada uno irán destinados a los gastos comunes, qué parte al ahorro y qué fracción se empleará en gastos extraordinarios.

Premisa 3: el presupuesto es fundamental para la economía de la pareja

Recuerda que ahora las decisiones son cosa de dos.

Por lo tanto, lo mejor es organizar los gastos y los ingresos en frío. Y una vez que tengáis el presupuesto confeccionado, debéis aplicarlo con rigor, sin que ninguno de los dos se pase de la cantidad presupuestada.

Pero el presupuesto debe ser consensuado por ambas partes. Solo así ambos os sentiréis vinculados al mismo y haréis esfuerzos por cumplirlo.

Y si vivís un momento de apuro económico —porque alguno haya perdido el trabajo, o porque ha aparecido un gasto inesperado— recuerda que podéis recurrir a los prestamos por internet que os permitirán salir del apuro.

 

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