Las tarjetas virtuales, una opción para olvidarse del plástico

12 Febrero 2019

Las compras por Internet, junto con las tecnologías de pago por móvil, están provocando que cada vez sea menos necesario disponer de un pequeño trozo de plástico que sirva como soporte físico de una tarjeta de débito o crédito. Lo cierto es que nos estamos acostumbrando a hacer nuestras transacciones de un modo virtual, sin dinero ni tarjetas, tan solo a base de apuntes contables en las cuentas corrientes. Por eso las tarjetas virtuales cada vez se usan más.

Vivimos en un mundo cada vez más virtual: lo mismo puedes reservar por Internet tus billetes de avión, alquilar un apartamento para las vacaciones o comprar una televisión, que solicitar prestamos online al instante.

Esto quiere decir que cada vez estamos más acostumbrados a adquirir todo lo que necesitamos por Internet.

Mientras que hace años la gente solo compraba contra reembolso (hasta que el cartero no le llevaba su pedido, no procedía al pago), el salto exponencial del comercio electrónico, en lo que a medios de pago se refiere, se produjo con la aparición de PayPal.

PayPal se presentó al gran público como la solución a la desconfianza y al miedo a los fraudes, ya que para hacer un pago no era necesario más que una dirección de correo electrónico, con lo que los datos más sensibles no tenían que circular por dónde no debían.

Pero las altas comisiones que PayPal cobra a los vendedores están haciendo que otras plataformas de pagos como Stripe sean cada vez más usadas en las páginas de comercio electrónico.

Y es por ello que muchos ecommerce ofrecen solo como forma de pago las tarjetas de crédito o débito.

En este artículo te voy a hablar de las tarjetas virtuales, que son idóneas para este tipo de transacciones.

Elementos básicos de una tarjeta virtual

Aunque la cuestión del soporte físico es importante, no es un elemento clave.

De hecho, algunas tarjetas virtuales son entregadas por las entidades en el formato de plástico similar al de las tarjetas de toda la vida.

Pero, a diferencia de estas, carecen de banda magnética y solo actúan como un soporte en el que imprimir los datos que necesitarás para hacer tus transacciones en Internet.

A la hora de introducir los datos de su tarjeta, es más cómodo tener a mano ese pequeño trozo de plástico en el que figuran todo lo que te van a solicitar:

  • Nombre.
  • Número de tarjeta.
  • Fecha de caducidad.
  • Código de seguridad.

Cómo operar con una tarjeta virtual

Esto ya nos da una idea de en qué consiste una tarjeta virtual: se trata de un medio de pago que carece de soporte físico —en caso de que tengas una tarjeta de plástico, esta no tendrá ni banda magnética ni chip electrónico—, y cuya validez está asociada a un número de tarjeta, una fecha de caducidad y un código de seguridad de tres dígitos, que son los necesarios para poder hacer compras telefónicas o a través de Internet.

Con todos esos datos, la tarjeta virtual sirve del mismo modo que las tarjetas convencionales, pero solo puede usarse para pagar en comercios online que cuenten con un TPV virtual, que permite conectarse con el banco y autorizar o denegar la operación, en función de los fondos disponibles.

En algunos casos, dependiendo del vendedor, es posible que también necesites un PIN o un código de verificación que se envía por SMS y que impide el uso fraudulento de los datos de la tarjeta virtual.

Estas tarjetas virtuales son perfectas para pagar tus compras en Internet, pero no son muy indicadas para financiar tus compras.

De hecho, para cubrir este tipo de necesidades, es mucho mejor recurrir a créditos rápidos online como los que puedes encontrar en nuestra página.

 

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