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El pedir un préstamo [1] puede parecer una gran oportunidad para alcanzar
sueños, ya sea comprar tu primer coche, emprender un negocio o simplemente
salir de un apuro económico. Antes de firmar el contrato de préstamo, es
importante que entiendas las consecuencias de esta deuda. Te tienes que
preguntar: ¿realmente puedes asumir esa deuda sin afectar tus finanzas?
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¿Cómo saber tu capacidad de endeudamiento antes de pedir un préstamo?
El pedir un préstamo puede parecer una gran oportunidad para alcanzar sueños, ya sea comprar tu primer coche, emprender un negocio o simplemente salir de un apuro económico. Antes de firmar el contrato de préstamo, es importante que entiendas las consecuencias de esta deuda. Te tienes que preguntar: ¿realmente puedes asumir esa deuda sin afectar tus finanzas?
Conocer tu capacidad de endeudamiento no solo te ayudará a tomar decisiones más seguras, sino que también evitará que un crédito, en lugar de ser una solución, se convierta en un problema. Aquí te lo explicamos de forma sencilla, como si estuvieras platicando con un amigo que quiere ayudarte a poner en orden tus números.
¿Qué es la capacidad de endeudamiento?
En pocas palabras, es el monto máximo que puedes destinar al pago de tus deudas sin que esto comprometa tu estabilidad financiera. Este cálculo toma en cuenta tus ingresos, gastos y obligaciones actuales.
La CONDUSEF recomienda que no uses más del 30% de tus ingresos mensuales para pagar deudas. Si superas ese porcentaje, podrías enfrentarte a problemas como no tener suficiente dinero para tus gastos básicos o incluso acumular más deudas para cubrir las existentes.
Imagina que tus ingresos mensuales son como un pastel: necesitas repartirlo entre tus necesidades básicas, tus ahorros y tus deudas. La clave está en no cortar un trozo demasiado grande para los créditos, dejando el resto de tus necesidades desatendidas.
¿Cómo calcular tu capacidad de endeudamiento?
Para conocer tu capacidad de endeudamiento, puedes usar una fórmula simple: divide el total de tus deudas mensuales entre tus ingresos mensuales y multiplica el resultado por 100. Esto te dará el porcentaje de tu ingreso que ya está comprometido.
Por ejemplo, supongamos que ganas $20,000 al mes y tienes un pago mensual de $4,000 en una tarjeta de crédito.
(4,000 ÷ 20,000) x 100 = 20%
Esto significa que el 20% de tus ingresos ya está destinado a pagar deudas. Aún tendrías un 10% adicional disponible, según las recomendaciones de la CONDUSEF, para pedir un nuevo crédito sin riesgos.
¿Qué tipo de crédito necesitas?
No todos los créditos son iguales, y elegir el adecuado depende de lo que necesitas. Por ejemplo:
- Si quieres comprar un coche, un crédito automotriz puede ser tu mejor opción, ya que suele tener tasas más bajas.
- Para adquirir una vivienda, un crédito hipotecario es ideal, aunque implica compromisos a largo plazo.
- Si buscas algo más flexible, un crédito personal puede servir para cubrir gastos personales, como viajes o imprevistos.
Cada tipo de préstamo tiene condiciones distintas, así que asegúrate de elegir el que realmente se ajuste a tus necesidades y posibilidades.
Evita el exceso de endeudamiento
A veces, la emoción de tener acceso a un crédito nos hace olvidar lo más importante: asegurarnos de poder pagarlo. La CONDUSEF aconseja evitar pedir préstamos para cubrir otras deudas y siempre leer los términos del contrato antes de firmar. Además, recuerda tener un plan de contingencia para casos de emergencia.
Pedir un préstamo puede ser una herramienta muy útil, pero siempre debe estar acompañado de planificación. Si conoces tu capacidad de endeudamiento y eliges el crédito correcto, puedes alcanzar tus objetivos sin poner en riesgo tu economía.
Tómate el tiempo de evaluar tus finanzas, infórmate bien y, sobre todo, toma decisiones que te permitan disfrutar de los beneficios del crédito sin preocupaciones. Tu estabilidad financiera es lo más importante.
Te recomendamos también que leas nuestro artículo de blog: Consideraciones previas a la contratación de un préstamo para que las deudas no te pillen por sorpresa.